El plato lo he degustado en el Restaurante “Los Albardinales” en Tabernas. Tenemos la frescura y acidez con el queso fresco que además en este caso no era demasiado marcado el sabor de cabra. Por otro el amargo y salado de las alcaparras en conserva. Necesitamos pues algo que sirva de hilo conductor, dé mejor apariencia y además añada complejidad al plato.
La elección ganadora es la variedad arbequina de “Oro del Desierto” que aporta tonos frutales maduros sin amargos y ligero toque de picante.
Os animo a reproducirlo y si queréis aprender a catar el aceite de oliva virgen extra para realizar maridajes mejores, visitar la EECO.